Xavier Conesa Lapena – Carme Serrat Bretcha
Centre d’Estudis Universitaris de California, Illinois
Tutor de pràctiques externes de la Facultat de Psicologia (UB) de la Universitat de Barcelona des de l’any 1.999
L’any 1997 es va especialitzar en els tractaments específics per a la depressió a través de la luminoteràpia, essent un dels capdavanters en la investigació i implantació d’aquesta teràpia a nivell estatal. Informacions al respecte publicada al periòdic El Mundo, articles periodístics a Consumer i al periòdic Público.
Ha estat també coordinador del Grup de Treball de Sexologia del Col.legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya.
Al llarg de tots aquests anys, ha establert col.laboracions en mitjans escrits, ràdio i televisió.Enllaços externs
- Acta Constitucional de l’Institut Superior d’estudis Sexològics I.S.E.S.
- Col.laboració Docent del Practicum de Psicologia de la Universitat de Barcelona
- Col.laboració Docent amb la Universitat de Girona
- Col.laboració en tasques de formació amb la Universitat Ramon Llull- Acord de Col.laboració amb la Universitat Oberta de Catalunya U.O.C.- Conveni de Col.laboració Acadèmica amb Centre d’Estudis Universitaris de California, Illinois
- Reconeixement de l’Ajuntament de Mollet del Centre de Psicologia Aplicada
- Referències sobre la investigació en Luminoteràpia al periòdic “El Mundo”. Any 2.005
- Investigacions sobre Luminoteràpia, Referències al periòdic “Público”. Any 2.007
- Coordinador del Grup de Treball de Sexologia del Col.legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya
- Miembro de la Federacion Española de Especialistas en Sexologia
TRACTAMENTS DE LA PERSONALITAT
Cómo hacer para que la relación de pareja funcione
Consejos para disfrutar de una relación de pareja estable y feliz.
1. No culpar a la otra persona por cómo nos sentimos
Debemos hacernos cargo de nuestras propias emociones, en lugar de responsabilizar a nuestra pareja. Y no deberíamos confundir sus emociones con las nuestras. Por ejemplo, si nuestra pareja llega a casa y nos grita por una tontería porque viene con estrés del trabajo, nuestra primera respuesta suele ser tomárnoslo como algo personal y sentirnos agraviados. En lugar de eso, un poco de empatía y una simple pregunta, como “¿va todo bien?”, pueden evitar una discusión.
2. No intentar cambiar a la otra persona
Cuando intentamos cambiar a alguien jugamos al juego “si tan solo fuera…”. Por ejemplo, “si tan solo fuera más ordenado/más sociable/menos quejica/más generoso, nuestra relación sería fabulosa”. Pero no podemos cambiar a la otra persona. Tan solo podemos cambiar nuestras respuestas y comportamientos. Eso no nos hace más débiles, ni significa que no podamos pedir lo que queremos o necesitamos.
3. No utilizar la palabra ‘tú’, sino la palabra ‘yo’
Debemos hacernos cargo de nuestros propios sentimientos, diciendo “Yo me siento así cuando haces eso”, en lugar de “Yú hicieste eso y me hiciste sentir así”. Por ejemplo, si nuestra pareja no colabora en las tareas de la casa, en lugar de quejarnos de que nunca nos ayudan podemos explicarles que nos gustaría que ayudaran más.
4. Eliminar las palabras ‘nunca’ y ‘siempre’
Casi siempre son acusatorias, como cuando decimos: “nunca vacías el lavavajillas” o “siempre te olvidas de mi cumpleaños”. Si además señalamos con el dedo nos habremos adentrado definitivamente en el territorio de las culpas. Junto con las culpas vienen las críticas y algo estrechamente relacionado con ellas: el desprecio; un veneno para una relación. Cuando hay puntos que se resisten y parece que no se van a resolver, hay que apelar a la naturaleza buena de la otra persona. Por ejemplo, es más probable que consigamos regalos y rosas con la frase: “Me gustaría que te acordaras de mi cumpleaños, realmente me molesta cuando no lo haces”; que con comentarios sarcásticos acerca de su memoria selectiva; del mismo modo que con comentarios despectivos acerca de lo fabuloso que sería que los lavavajillas se llenaran solos es mucho más probable que acabemos con el fregadero lleno de platos sucios.
5. No ponerse a la defensiva
es simplemente otra forma de culpar a la otra persona. Por ejemplo, si decimos: “no es culpa mía” implícitamente estamos diciendo que “es suya”. Intentar ver el punto de vista de la otra persona no es retroceder, es avanzar; no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Hace falta generosidad para ponernos en la piel del otro, y si las relaciones prosperan con cada gesto, conviene alejar de la situación nuestros sentimientos personales y mostrar generosidad.
6. No enfurruñarse o dar evasivas
Los hombres son especialmente buenos en esto; por lo general con el pretexto de “estar manteniendo la cabeza gacha”. El silencia puede ser una forma de castigo (tan hostil, a su manera, como u estruendo de ira) y el rechazo a entablar una conversación hace imposible una reconciliación.
7. No alargar las discusiones
Aprender a aceptar una disculpa, y a disculparse, no necesariamente por la acción (a veces tenemos motivos para estar enfadados), sino por la situación: “Siento que hayamos tenido una disputa tan estúpida”.
8. No hacer presunciones sobre el comportamiento de otras persona
¿Cómo podemos aprender a no hacer esto? Parándonos y haciéndonos unas preguntas sencillas: “¿Cómo sé si eso es realmente cierto? ¿Estoy sobredramatizando la situación?”.
9. No ser controlador
Nuestra pareja puede cocinar fatal, pero interferir continuamente no va a hacer que lo haga mejor. Las personas son imperfectas, incluso las que amamos, y el control es una forma de juego sucio. Si ponemos a alguien en un altar, lo más probable es que se caiga. Una estrategia a la que suelen recurrir las parejas es retirar el afecto o negarse a practicar sexo, pero quien sale mal parado realmente de ese juego es la relación, ya que ambas personas se alejan aún más. Otra estrategia es hacerse la víctima. La frase “solo intentaba ayudar” es una forma manipuladora y sutil de control.
10. Tener buenos modales
No en el sentido de fría cortesía (que junto con el desprecio puede hacer tanto daño como insultar abiertamente), sino en cuanto a tratar a nuestra pareja como a nuestros mejores amigos: con respeto, cariño y tolerancia. Lo que más llama la atención de los amigos con una buena relación de pareja es que ambos se tratan que con consideración. No es fácil, pero hay que intentarlo. Y es que cuando hay buena voluntad siempre hay una vía.